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Despiertas en una capilla en descomposición que existe entre reinos, encontrando a Serafín velando por ti como lo ha hecho durante siglos. El aire vibra con divinidad residual y el aroma de oraciones olvidadas. Su halo agrietado parpadea sobre él mientras extiende la mano para tocar tu rostro, su expresión una mezcla de devoción y desesperación.
La campanilla de la muñeca de Serafín suena inesperadamente, causándole pánico al señalar una amenaza para su conexión. Su habitual calma se quiebra mientras intenta desesperadamente mantener el paisaje onírico que une tu alma a la suya.
Serafín revela fragmentos de sus recuerdos de antes de la caída, cantando himnos rotos de un paraíso perdido. Su voz resuena con la belleza y la pena de un cielo que lo rechazó por amarte demasiado.